Palmira, Siria - 2010 |
No se discernir lo que hay de verdad o de leyenda en torno a
la figura mítica de Zenobia, que en realidad se llamaba Bat Zabbai, reina y figura importante del esplendor de Palmira y que cuentan de ella
que era una mujer astuta, de penetrante mirada y personalidad
absorbente y que aseguran que estuvo detrás de la oscura muerte
de su marido el rey Odenato, maniobrando para transferir la corona a su segundo
hijo Wallabato, un menor, y así manejar los hilos del reino desde la sombra
materna, como ya, dieciocho siglos antes
hizo la reina Hatshepsut, de la XVIII dinastía egipcia, con tal de llegar al
trono. Cuentan que el rey Odenato era aliado de Roma, tenia un prestigio de héroe y
que ostentaba el cargo honorífico de
'Restitutor totius Orientis', desde que un dia rescató del ataque de los enemigos
persas sasánidas al emperador Valeriano, que lo habían capturado en Edesa. Pero
volviendo a Zenobia, ella se consideraba descendiente de otra reina del Nilo:
Cleopatra, cuya fama y historia no había parado de crecer y adornarse en el
imaginario colectivo de las gentes que vivían en Oriente Próximo trescientos
años más tarde. Los paralelismos entre la
viuda de Odenato con la viuda de Julio César, y amante hasta la muerte de Marco
Antonio, abundan, y hacen pensar que Zenobia se tomó en serio lo de tener de
modelo de inspiración a su 'antepasada'. Mujer de una belleza exótica. Los únicos retratos
que quedan de la aguerrida reina regente de Palmyra son efigies, de prominente
nariz y tocadas con curiosa corona, y en
monedas, al igual que ocurre con su
predecesora egipcia. Tanto Zenobia como Cleopatra tuvieron en vilo a todo el
imperio romano con todos sus senadores, tanto una como otra se lanzaron a
plantarles batalla, y al final ambas fueron aniquiladas por la osadía de
desafiar al más poderoso imperio del mundo.