Memorial a Bobby. Edimburgo. 2011 |
Bobby era un pequeño terrier que vivía junto
a su amo en Edimburgo, el policía John Gray, en 1856. John y el perro se tenían
un gran cariño. Pero un día, John Gray fallece a causa de la tuberculosis y es
enterrado en el cementerio de Greyfiars.
James Brown, el viejo enterrador y cuidador
del cementerio queda asombrado al ver cómo el pequeño Bobby acompaña al cortejo
fúnebre durante el entierro de su amo. Pero a la mañana siguiente, su asombro
crece al divisar una pequeña figurita temblorosa que yace tumbada sobre el frío
y húmedo mármol de la lápida de John Gray. Se trataba de Bobby una vez más y así fue sucediendo cada día. Bobby
acudía a la tumba de su dueño todas las mañanas. Después se sentaba a la puerta
de un bar llamado “The eating house”,
donde el dueño se ocupaba de darle al perro su almuerzo.
Cuentan que Bobby
murió sobre la tumba de su amo en 1872. En 1873, la Baronesa Burdett
Coutts mandó esculpir una estatua y una fuente para conmemorar la vida
de este perro. Estatua que, no curiosamente, fue construida mirando
hacia la tumba de John Gray.
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