Plaza Bastilla - 2008 - Foto J.Blanch |
Si vais a París y coincide en que toca noche de luna llena, id a la plaza de la Bastilla ya que posiblemente observareis algo inédito. Eso si, no debéis estar a la vista de nadie, ni nadie debe merodear por la plaza.
Pues bien, hay una leyenda que cuenta que en la plaza de la Bastilla, algunas noches de plena oscuridad ocurre un extraordinario acontecimiento.
Como sabéis en medio de la plaza esta la Colonne de Juille y en la cúspide de la misma, existe una estatua dorada que representa a un ángel, que recibe el nombre de "Espíritu de la Libertad". Esta figura esta apoyada sobre la pierna izquierda, y amaga un intento de saltar animosamente mientras sostiene en la mano derecha una antorcha encendida y unas cadenas con la mano izquierda.
Dice esta la leyenda que, en una oscura noche, al poco tiempo de estar inaugurada la Columna y estando la plaza en calma y sin que nadie estuviera o pasara por la plaza de la Bastilla ni en las calles adyacentes, un borracho que dormía al resguardo de algún portal cercano, escuchó sonidos metálicos.
Paris - 2008 -Foto J.Blanch |
Atraído por la curiosidad de tan continuos toques, se reincorporo, se abrigó con su viejo y sucio abrigo ante el frío de la noche y buscó con su miraba a derecha e izquierda sin encontrar el origen de tan curiosos sonidos.
Justo en aquel momento, la luna se colocó justo tras la figura del ángel en la línea de la mirada de este personaje, alzó la vista hasta el centro de la plaza y allí vio el acontecimiento más asombroso de su vida. El ángel, cansado de apoyarse sobre su pierna izquierda, saltaba y cambiaba la posición de ambas piernas, alternado el apoyo sobre la columna para darle descanso a la primera.
Asustado el borracho por lo que estaba sucediendo, se volvió a encerrar en el portal asustado por su visión y se tumbo de nuevo tapándose por completo con el ruin abrigo a esperar que el día amaneciera de nuevo para contar lo ocurrido.
Al nuevo día, miró de nuevo la columna y comprobó como el ángel, de nuevo, seguía apoyado sobre su pierna izquierda con la misma posición de todos los días. Cuando contó lo que le había ocurrido la madrugada anterior, debido al olor a vino que desprendía, nadie le creyó.
Sin embargo, las gentes de París, amantes de sus leyendas, creen que, en las noches de luna clara, cuando nadie merodea por los alrededores de la Bastilla, en un alarde de mágico equilibrismo, el "Espíritu de la Libertad" cambia su postura rígida para dar descanso de su pierna izquierda.
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