Excavaciones en Hierápolis, Turquia. 2003 |
La mitología greco-romana atribuía a Plutón la
deidad del inframundo y como tal se convirtió en uno de los dioses más
importantes del panteón helénico y romano.
Para griegos y romanos el infierno estaba en la
Tierra y se accedía al mismo al fenecer. Los templos mas importantes dedicados
a Plutón funcionaban como “Puertas del Infierno”. El geógrafo griego Strabo
dejó escrito que existían tres plutonion, tal como se conocían estos lugares en
griego. El ahora descubierto, al que Strabo dedicó especial atención, esta
situado en la ciudad frigia de Hierápolis, hoy Pamukkale, en Turquía.
Piscinas de Pamukkale - Turquia - 2003 |
La puerta del infierno de Hierápolis era un lugar
cargado de misticismo: Su espacio estaba lleno de un vapor tan denso y brumoso
que apenas se podía ver el suelo. Cualquier animal que pasaba a su interior encontraba
una muerte instantánea.
Ha sido el arqueólogo italiano Franceso D’Andria, de
la Universidad de Salento, quien ha hecho público su ubicación como resultado
de unas excavaciones que permiten, por fin, saber cómo era en realidad el
templo del que hablaba Strabo.
D´Andria ha encontrado en Pamukkale, famosa por sus
piscinas de carbonato de calcio de un blanco deslumbrante, conocidas desde
tiempos históricos por sus propiedades termales, los restos de un templo
dedicado a Plutón, varias columnas jónicas con inscripciones dedicadas a las
deidades del inframundo, una piscina y la escalera que conducía a la cueva,
puerta del infierno, de la que surge dióxido de carbono, propio de las
emanaciones termales.
La Puerta del Infierno era un destino ineludible
para realizar ritos de incubación, una práctica común de la antigüedad que
consistía en acudir a un templo para recibir un sueño que proporcionaba la
solución a todo tipo de problemas, a modo de oráculo. Los peregrinos bebían el
agua de la piscina que estaba junto al templo, dormían cerca de la cueva y
tenían todo tipo de visiones y profecías. Los efluvios procedentes de la cueva
provocaban alucinaciones en los peregrinos, que estos atribuían al poder de
Plutón.
En el siglo seis d.C. los cristianos arrasaron con
el lugar y después los terremotos posteriores acabaron enterrando lo poco que
quedaba en pie, cerrando así la puerta a las tinieblas.
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