jueves, 15 de noviembre de 2012

Bobby, un perro fiel.

Memorial a Bobby. Edimburgo. 2011


Bobby era un pequeño terrier que vivía junto a su amo en Edimburgo, el policía John Gray, en 1856. John y el perro se tenían un gran cariño. Pero un día, John Gray fallece a causa de la tuberculosis y es enterrado en el cementerio de Greyfiars.
James Brown, el viejo enterrador y cuidador del cementerio queda asombrado al ver cómo el pequeño Bobby acompaña al cortejo fúnebre durante el entierro de su amo. Pero a la mañana siguiente, su asombro crece al divisar una pequeña figurita temblorosa que yace tumbada sobre el frío y húmedo mármol de la lápida de John Gray. Se trataba de Bobby  una vez más y así fue sucediendo cada día. Bobby acudía a la tumba de su dueño todas las mañanas. Después se sentaba a la puerta de un bar llamado “The eating house”, donde el dueño se ocupaba de darle al perro su almuerzo.
Cuentan que Bobby murió sobre la tumba de su amo en 1872. En 1873, la Baronesa Burdett Coutts mandó esculpir una estatua y una fuente para conmemorar la vida de este perro. Estatua que, no curiosamente, fue construida mirando hacia la tumba de John Gray.

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