viernes, 9 de agosto de 2013

Una noche en el Castillo de Edimburgo?...No gracias.


Castillo Edimburgo - 2011
El Castillo de Edimburgo, fortaleza militar desde siglo XVII esta construido sobre una roca volcánica, dominando la ciudad. Inicialmente residencia real de David I, príncipe de Escocia y Conde de Huntingdon, en el siglo XII. Este castillo ha sido testigo de muchos de los conflictos, tragedias y muertes, lo que le han llevado a convertirse en un lugar encantado. 
Edimburgo es una ciudad que cuenta con una red de pasadizos subterráneos ocultos y túneles secretos que van desde el Castillo a la Royal Mile, su calle principal. Cuando hace varios siglos se descubrieron estos túneles, se mandó a un gaitero para que los explorara. Un gaitero para que, al tocar su instrumento, todo el mundo supiera por dónde iba. 
Detalle Castillo
Hacia la mitad del recorrido, a la altura de Royal Mile, el sonido de la gaita se detuvo de repente. Un grupo de rescate fue enviado para buscar al gaitero, pero sólo encontraron los restos rotos de la gaita. Nunca jamás se supo del gaitero, aunque cuentan que, en el silencio de la noche, a veces se oye en los túneles el sonido de la gaita. 
También se cuenta que un día antes de que Cromwell atacara el castillo allá por el año 1650, apareció un niño sin cabeza por los alrededores de la fortaleza. Dicen que este fantasma sólo aparece cuando el castillo va a ser asaltado de forma inminente. Aunque nadie que lo haya visto recientemente, la gente sigue contando esta macabra historia. 
Mucha gente que ha visitado el Castillo de Edimburgo habla de sentir una presencia invisible que les tira de las ropas, ver sombras, o sentir el roce de algo invisible.
En el 2001, un equipo de investigadores paranormales exploró las habitaciones y los pasadizos del castillo. Uno de ellos, una mujer joven, en un momento determinado, estando sola en una de las dependencias de South Bridge comenzó a sentir una respiración en el cuarto en el que se encontraba. Justo en ese momento vio un destello de luz en un rincón, pero el miedo hizo que ni siquiera quisiera acercarse. Las únicas pruebas de aquello fueron unas fotografías que tomó en las que se aprecian unas densas manchas de luz, nieblas extrañas y una mancha verde. 
¿Os imagináis pasar una noche en el Castillo de Edimburgo?.

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